Niveles

  • Jardín

    ¿Cómo es el jardín y qué hacemos?

    El Jardín es un gran hogar en el que niños de entre 3 y 5 años, conviven en un ambiente cálido, acogedor, tranquilo y armónico en el que aprenden, se ayudan los unos a los otros y pueden desarrollar de manera natural el sentido social y de cooperación.
    Es un hogar con sus normas, sus ritmos y sus límites, pero siempre tratando al niño con respeto y amor. Ayudándole a fortalecer su voluntad y conquistar su propia libertad.
    El día se vive como una “gran respiración”, alternándose las actividades de expansión y concentración, permitiendo así el desarrollo armonioso de los niños.
    Se acompaña al niño para que experimente el ritmo en muchos niveles:

    El ritmo anual viene marcado tanto por los festejos o acontecimientos socio-culturales como por las propias estaciones del año y sus 4 fiestas anuales relacionadas.
    Para nuestro hemisferio sur: Fiesta de Otoño y Pascua; Fiesta de Invierno, fogata de San Juan y los Farolitos; Fiesta de Primavera y Micael y Fiesta de Navidad y el Adviento con la llegada del Verano.

    El ritmo semanal está marcado por una serie de actividades que se hacen en días concretos: los lunes se hace modelado con cera; los martes, paseo; los miércoles, huerto; los jueves, pan y los viernes, acuarela.
    Mediante el ritmo diario se van sucediendo de forma fluida una serie de actividades matutinas: el saludo de la mañana, la ronda, el desayuno, el juego libre, el cuento.

    El juego libre, es decir, no dirigido ni intervenido por adultos, es la actividad principal. Aquí el niño puede ir despertando y desarrollando su voluntad y expresar, a través de sus acciones, sus inquietudes, vivencias, aprendizajes y preguntas. Con el juego asimila lo vivido y experimenta su individualidad en ciernes. No hay ninguna otra manera más eficaz de nutrir la libertad de su ser desde la base, puesto que para ser libre primero hay que actuar libremente.
    Utilizamos juguetes sencillos, poco elaborados y materiales naturales que permiten al niño desplegar toda su imaginación y creatividad. Son objetos verdaderos, hechos de materiales nobles y no de imitaciones de plástico pues, a través del tacto, el niño podrá ir reconociendo la realidad. La textura rugosa de una madera, el frío de la cerámica, la calidez de la lana, etc.
    Las actividades artísticas son parte esencial del ritmo escolar ya que, experimentadas regularmente, tienen un alto valor pedagógico y terapéutico, pues trabajan y fomentan la observación, la atención, la paciencia, la percepción, la escucha, el silencio, el sentido musical y del ritmo.

  • Primaria

    ¿Cómo es la Primaria y qué hacemos?

    La pedagogía Waldorf parte de la premisa que la forma de entender, sentir y vivir el mundo de las personas va evolucionando a lo largo de la vida, y muy especialmente durante la infancia, el currículum de las escuelas Waldorf trata entonces de dar respuesta a las necesidades que presentan los niños en todos los niveles (su cuerpo físico, sus facultades psíquicas, su individualidad).

    Para un maestro/a Waldorf lo más importante no es lo que se enseña, sino cómo se enseña.
    Por tanto el programa educativo Waldorf se basa en el niño, en ejercitar las capacidades del ser humano: pensar, sentir y actuar. Así el maestro a través de la observación de las necesidades de los niños les va introduciendo en los contenidos, pero en el momento oportuno y de la forma adecuada a su etapa evolutiva. Por eso se dice que el método Waldorf es un método integral, porque implica el conocimiento de la naturaleza individual de cada niño, y utiliza una metodología y contenidos adecuados a cada momento, logrando de esa manera un equilibrio de las aptitudes intelectuales, artísticas y manuales. Se trata de seguir un proceso, un camino de experiencia que llene de sentido todo lo que encontrará el niño una vez que sea adulto.

    Esto implica que después de haber experimentado con el movimiento y el juego libre en la época de infantil, en el primer curso de primaria conozcan las letras y las palabras, los números y las operaciones básicas, así como los dibujos de formas, que permiten estructurar el dominio del tiempo y del espacio de una manera progresiva y asequible para los pequeños, teniendo como hilo conductor las narraciones de los cuentos de hadas. 

    Es por eso que el primer día de escuela para los niños de primero de primaria se realiza una celebración en la cual, simbólicamente, dejan atrás el mundo de los pequeños para entrar en otro mundo de niños más mayores, mostrando que ya están preparados para realizar otro tipo de actividades en la escuela. Cada niño pasa por un bonito arco hecho de flores, entregando al maestro que le llama una flor que confeccionará el ramo de la nueva clase.

    Tras este primer día, el niño entra en un ritmo de actividad que le permite desarrollar una respiración entre concentración y relajación, trabajo mental y práctico, movimiento y reposo, escucha y participación, observar y hacer.

    La clase principal y los períodos:
    Durante las dos primeras horas del día aparece muy claramente esta respiración en la clase.
    Se desarrolla una parte rítmica, con una serie de actividades en las que aparece el movimiento ordenado, el arte de la palabra y la poesía, la música, el juego…muchas veces combinados.
    Este espacio permite sincronizar los ritmos individuales en uno colectivo, haciendo que niños y niñas estén dispuestos a un trabajo más vinculado a la concentración. Después de este momento, hay un tiempo para los aprendizajes más académicos, siempre presentados de una manera asequible para los niños, es lo que se denomina la clase principal.
    Estos aprendizajes también están asociados a un ritmo, así, durante un tiempo de unas cuatro semanas, se desarrolla una misma área, es lo que se conoce como un período.

    Al  final de la clase principal se destina a escuchar la narración, un momento en el que aparece un gesto de relajación, pero al mismo tiempo de una cierta concentración al seguir el hilo de la historia.
    Durante los tres trimestres del primer curso se mantiene una estructura similar, en la cual se empieza con un periodo (unas cuatro semanas) de dibujo de formas, después uno de letras, y se acaba con el de números.

    El dibujo de formas trabaja con el movimiento del cuerpo, organizando el espacio en líneas rectas y curvas. Poco a poco los niños van llevando este movimiento desde el cuerpo a las manos, llegando a convertir un dibujo sobre el cual se ha caminado en el suelo en una línea sobre el papel.

    De esta manera se hace que la experiencia del dibujo sea no sólo mental sino también vivida en el hacer con el cuerpo. Es gracias al dibujo de formas que los niños y niñas se preparan para el trazado de letras y números.

    El período llamado de las “letras” acerca a los niños al proceso de lectoescritura realizando un recorrido por todo el alfabeto mediante una historia narrada por el maestro/a. Así, cada letra tiene un sentido de ser en la palabra, y la palabra se torna viva en la conciencia del niño.
    Las letras y las palabras se escuchan, se dibujan y se escriben y finalmente, se leen.

    Las matemáticas tienen, en la pedagogía Waldorf, un tratamiento muy especial. Los primeros aprendizajes, los números, son mostrados como elementos no sólo cuantitativos sino también cualitativos. Cada número representa una cualidad: el uno representa la unidad, lo que forma un todo; el dos, la dualidad, los opuestos; el tres, la trinidad, el elemento neutralizante, etc. siempre mostrando estos conceptos en forma de imagen, en un lenguaje poético.
    El movimiento en el espacio es indispensable para desarrollar un buen pensamiento matemático, de esta manera se realizan una gran cantidad de ejercicios que impliquen el movimiento de todo el cuerpo.
    Las matemáticas dejan de ser de dominio exclusivo de la cabeza, llegando a formar parte de todo el cuerpo, hasta la punta de los dedos de los pies.

    El resto de materias como las especialidades, como las actividades artísticas, la lengua extranjera o los trabajos manuales son los otros elementos que completan el día a día en la primera clase.

    La música facilita al niño el ordenar su mundo interior.

    En primer grado, todavía se usan melodías pentatónicas que ayudan al niño a mantener un estado de calma y armonía. Los instrumentos utilizados en este curso son la lira pentatónica y, desde el segundo trimestre, la flauta pentatónica. (Si te interesa saber más sobre la música pentatónica lee este artículo de Tamara Chubarovsky: Música que calma a los niños, música pentatónica).
    La pintura con acuarela aporta unos elementos que favorecen la salud anímica de los niños.
    El trabajo con el color, usando el papel mojado, sigue un largo camino durante toda la primaria.
    Al principio se trata más de jugar con las cualidades del color que buscar hacer representaciones pictóricas y, poco a poco, este jugar se convierte en un dominio del agua y la pintura en las clases superiores.

    La Euritmia es otra de las artes trabajadas en la escuela Waldorf.
    A través del movimiento, se despierta y se fortalece la capacidad expresiva de los niños, y no solamente en el aspecto puramente físico.
    Mediante los sonidos de las palabras y la música se busca agilidad, movilidad, plasticidad y actividad en su mundo interior. Los niños inician con Euritmia en 4to. Grado
    Las lenguas extranjeras empiezan a formar parte de la vida de los niños mediante juegos, canciones y poesías. Se busca acercar al niño a la musicalidad del lenguaje, a adentrarse de forma natural en ella, de la misma manera que se hace con la lengua materna. Los trabajos manuales son muy importantes para el desarrollo intelectual del niño.

    Una cita de Rudolf Steiner dice: “Dedos ágiles nos llevarán más adelante a un pensamiento ágil”.

    Y cada vez más neurólogos están descubriendo y mostrando de qué manera el movimiento físico se convierte en un desarrollo de las conexiones neuronales. Así, se realizan actividades como seguir todo el proceso de la lana: desde que está sucia, recién esquilada, hasta poder tejer con ella, pasando por el lavado, cardado, hilado y ovillado, lo que acerca al niño a una manera viva de entender el mundo. 

    «Queremos mostrar a los niños el camino hacia una comprensión del mundo llena de sentido, y no ofrecerles meramente simplificaciones vacías o conceptos que son remotos y abstractos.
    El conocimiento debe alimentar, tiene que basarse en una relación viva con el mundo y siempre dentro de un contexto. Las abstracciones están completas en sí mismas, no pueden, por tanto, crecer y transformarse en ideas vivas».  –  Educación Waldorf. Christopher Clouder, Martyn Rawson